miércoles, 14 de enero de 2015

Lo vi

Dormía entre sábanas y cristales. Grandes cristales en sus paredes que le permitían ser visto en todo momento, era frágil su visión ya pues su reflejo, descansando, pacífico podría desaparecer si estos se quebraran. Una habitación de cristal en la que todos podían verle, el se reflejaba y donde otros, detrás, le observaba o al menos, podían observarle. Yo si lo hacia. Observaba y. ¿Qué contemplaba? Una silueta inmóvil , salvo por el movimiento, leve, de su pecho al respirar, su cara no se podía identificar. No se sí estaba tranquilo o nervioso, si tenía frío o calor e inclusive, no sabía, si sus ojos ya tenían legañas. No era excesivamente pronto, pero era invierno. Las ocho de la noche, aún hay vida en la ciudad, pero el ya tenía que descansar. No lo pude evitar, tuve que apoyarme en el cristal y verle más de cerca, poner mi mano y observar detenidamente todo el entorno y contemple que su habitación estaba encantada y sus sábanas eran pequeñas, como paños grandes de cocina. Fue al acercarme cuando toda la magia fluyó, tenía tres armarios que escupían papeles y lámparas que nunca se apagaban, salvo las de un rincón de la habitación . También habían mesas fantasmas, ocultas en un rincón oscuro y ausente de la habitación . Además muchos pósters, con imágenes de gente feliz, sonriendo y con animales, como las portadas de las series Disney, que no paraban de decirle frases de autoayuda. Al menos las de su alrededor porque existían otras escondidas en un rincón oscuro de la habitación. Maldita redundancia, ese rincón tan oscuro tenía más que donde el dormía. Era más grande y es que si las luces se encendieran, como harán por la mañana, el se convertirá en el rincón oscuro de la habitación.
No siempre vemos ni observamos como a veces no oímos ni escuchamos. Ignoramos. Nos alejamos del que podrá ser y a veces más aún del que es. ¿Por qué? Porqué no vivimos en un mundo tan lleno de fantasía como se nos llega a plantear y es que a veces no contemplamos la diferencia entre espejos y cristales. En ocasiones las metáforas no se entienden y las sábanas son paños o toallas envés de cartones. Y porque a veces no es una habitación sino una jaula donde nos encadenan a un poder que aún no terminamos de conocer.

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